Gijón debía adelantar la implementación de su Zona de Bajas Emisiones (ZBE), prevista para mejorarse permanentemente desde enero de 2025, con el objetivo de reducir las emisiones contaminantes en un 40 % en el casco urbano. Para asegurar decisiones fundamentadas en datos reales, se necesitaba una solución de monitoreo ambiental distribuido y precisa que respaldara esta transición hacia la movilidad sostenible.

Fue desplegada una red de 8 sensores bettair®, estratégicamente instalados en puntos clave del casco urbano, para recopilar datos en tiempo real sobre los principales contaminantes: NO₂, O₃, CO, SO₂, PM₂.₅ y PM₁₀. Esta infraestructura permite evaluar el impacto real de la futura ZBE y guiar políticas ambientales basadas en evidencia continua y precisa. (Basado en detalles de la fuente original)

La red de 8 sensores proporciona información en tiempo real sobre contaminantes clave, permitiendo monitorizar la evolución de la calidad del aire en el marco de la ZBE antes de su aplicación completa.

Al contar con datos granulares de NO₂, CO, SO₂ y partículas, el Ayuntamiento puede evaluar el impacto de las medidas restrictivas y ajustar la planificación urbana de forma ágil.

La implantación anticipada del sistema facilita la toma de decisiones basadas en evidencia, fortalece la credibilidad de la ZBE y promueve una movilidad urbana más saludable y sostenible.